sábado, 31 de mayo de 2014

Home office, ocio y espacio público.

Ahora que he estado haciendo trabajo desde casa en Washington DC, me he dado cuenta de que además de que uno es dueño de su tiempo y es mucho y a veces no sabes que hacer con él, no hay ningún espacio público con actividades a un kilómetro a la redonda, al menos en esta ciudad y en la gran parte de las ciudades latinoamericanas. Cabe resaltar que existen algunos pero no son muy cercanos y generalmente estan llenisimos. Esto hace que sea invariablemente un infierno, ya que para sustituir ese estrés que provoca el no tener a donde ir a recrear la pupila o intercambiar una charla me genera ansiedad y lo único que quiero hacer es sentarme a ver la televisión y comer.
Sé muy bien que en las ciudades europeas no ocurre tanto y es por esto que nos encantan, han trabajado muy bien en su cultura del ocio, a pesar de que algunos gobiernos quieran eliminarlos porque también son espacios para la manifestación y la exigencia. El gobierno nos controla por medio de la eliminación y control de los espacios públicos. Entonces, la pregunta y el reto es:
Cómo hacer que que existan más y no generen gentrificación al mismo tiempo, por qué las ciudades que tienes muchos de estos espacios como Barcelona y París tienen pisos y rentas muy caras, cómo adaptarse mejor a las migraciones y vagabundos que generalmente pueblan estos espacios (todo el tiempo han ocurrido), cómo concientizar a la población que el vacío y el ocio que tienen es lo que les hace libres y que no es necesario llenarlo con compras y tele, hay un más allá.
Franklin Park downtown Washington DC.
Bueno y latinoamérica que sigue pensando que el espacio público es el centro comercial -triste es que es el espacio peatonal más seguro- mientras que en EUA  ya los están abandonando.
Curiosamente pensaba, que en los gobiernos no hay una política del espacio público (porque no la entienden), generalmente se la atribuyen al desarrollo urbano y ni siquiera hay un presupuesto específico a esto. Debería haber todo un departamento que  de mantenimiento a las áreas existentes y planifique las nuevas, que coordine  y haga una agenda anual de actividades e intercambio. En México empieza a surgir de manera independiente y en los gobiernos como el GDF también. Necesitamos más, creo que esto realmente empodera al ciudadano y lo concientiza de la magnitud de de las problemáticas, lo identifica con el lugar en el que vive y lo sensibiliza del contexto que lo rodea.
El espacio público es un lugar de intercambio cultural y educativo. Los niños miran y replican.
Es el espacio que nos reconforta ante tanta inmensidad, caos y densidad.